El sistema operativo de red determina estos recursos, así
como la forma de compartirlos y acceder a ellos. En la planificación de una
red, la selección del sistema operativo de red se puede simplificar de forma
significativa, si primero se determina la arquitectura de red (cliente/servidor
o Trabajo en Grupo) que mejor se ajusta a nuestras necesidades. A menudo, esta
decisión se basa en los tipos de seguridad que se consideran más adecuados. Las
redes basadas en servidor le permiten incluir más posibilidades relativas a la
seguridad que las disponibles en una red Trabajo en Grupo. Por otro lado,
cuando la seguridad no es una propiedad a considerar, puede resultar más
apropiado un entorno de red Trabajo en Grupo.
Después de identificar las necesidades de seguridad de la
red, el siguiente paso es determinar los tipos de interoperabilidad necesaria
en la red para que se comporte como una unidad. Si la opción seleccionada se
basa en la utilización de un servidor, es necesario realizar estimaciones
futuras para determinar si la interoperabilidad va a ser considerada como un
servicio en el servidor de la red o como una aplicación cliente en cada equipo
conectado a la red, ejemplos: Novell, NetWare, Windows NT, AppleTalk, Unix,
entre otros.
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